Por Pedro Gandía
España
Virginal potro níveo
huye por el poema
hacia las boreales
camelias del espejo.
Franqueado el cristal,
trota tras de sí mismo
para nunca alcanzarse.
Entre el ser y el no ser,
suenan cascos escritos
sin posible retorno.
La presencia, un reflejo.
Toda imagen, su eclipse.